En realidad todos sabemos que los castigos físicos no son planificados por ningún padre o madre, sino que aparecen en estados de enfado, ira o agotamiento del adulto, y por tanto de descontrol emocional. A continuación aparece el arrepentimiento y la «justificación razonada» de lo que no ha sido otra cosa que una reacción lamentable.
Yo puedo atestiguar con mi propia experiencia, que es posible educar a niños excelentes sin aplicar ningún tipo de castigo físico aún en las crisis más fuertes imaginables, aunque para ello muchas veces hace falta un esfuerzo inmenso. Justo el que tus hijos merecen.